Jesús nos recuerda que somos sal de la tierra y luz del mundo. Estamos llamados a iluminar con nuestras obras para dar gloria al Padre.
Vosotros sois la luz del mundo
# Vosotros sois la luz del mundo Jesús dijo a sus discípulos: > «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? > No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. > Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. > Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. > Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.» *Palabra del Señor.* Esta Palabra nos invita a no escondernos, a no vivir apagados ni indiferentes. Nuestro testimonio debe ser visible, no para nuestra gloria, sino para que otros vean a Dios a través de nosotros. Que nuestras obras sean reflejo de una fe viva, comprometida y luminosa.

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